El viejito Gus

jueves, 16 de julio de 2009

Me faltan las palabras para referirme a Gus. Cada vez que le miro a los ojos su mirada tira de mí, tanto dicen esos ojos que es casi imposible añadir nada más. Hay mucha tristeza, y miedo, y una incomprensión absoluta en esa mirada. ¿Cómo es posible tener 14 años y encontrase de golpe sin familia? Lo que no puede decirme con esa mirada profunda lo dice ladrando mientras me mira fijamente, me ladra porque necesita hablarme, pedir consuelo, pedir apoyo, algo en que sostenerse porque lo ha perdido todo. Se acerca a mí y pone su carita en mis piernas y llora y llora, hacía tiempo que no oía llorar a un perro con tanto desconsuelo, un llanto bajito muy bajito.

Este perro único en el mundo es Gus. Tiene 14 años. Toda una vida a su espalda, una vida compartida desde el primer día en una única familia que ya no puede tenerle consigo. Así entró Gus a El Hogar de Luci. Su cuerpo chiquito y gordito es aún vital, y tiene tanto amor que dar y tanta vida aún que compartir los días que le queden, largos días a los que tiene derecho a disfrutar, más que nadie, porque se lo ha ganado, una casa calentita donde reposar y sentirse seguro.

Gus se convierte en una de las adopciones urgentes de El Hogar de Luci, en una meta por la que clamar y por la que ganar fuerza y empeño. Alguien debe haber que sepa lo que un viejito sabe regalar como nadie, esa ternura, esa tranquilidad, ese ritmo de sosiego que te llena de paz, que te hace temblar de sentimiento.
Luisa. EHL
www.elhogardeluci.org

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